Comentario
Bajo Augusto se produjo el cambio del sistema de gobierno de la República a otro nuevo, conocido con nombres distintos en la historiografía moderna. Hay autores que prefieren llamar Principado al nuevo régimen instaurado por Augusto basándose en uno de los títulos que recibió Augusto, el de Princeps. Pero como ello puede conducir a equívocos como el de considerar que tal título fue la base única sobre la que se sustentó su poder, parece más acertado el servirse de la clásica nomenclatura de Imperio por su valor más neutral para definir al nuevo régimen.
En paralelo con el lenguaje aplicado para subdividir otras etapas históricas (así, Alta y Baja Edad Media), se habla de Alto Imperio para referirse al periodo que va de Augusto a Diocleciano y de Bajo Imperio para aludir a los años que median entre Diocleciano y la caída del Imperio Romano en Occidente. Aun a sabiendas de que el periodo bajoimperial representa un modelo social y político distinto del de la época anterior pero no precisamente peor, para evitar caer en concepciones peyorativas apriorísticas, cada día se tiende más a hablar de Antigüedad Tardía en vez de Bajo Imperio. Pero, en cambio, se sigue manteniendo el nombre de Alto Imperio. El régimen inaugurado por Augusto presenta algunos rasgos que tienen precedentes en épocas anteriores de fines de la República. Más aún, Augusto procuró presentarse como un continuador de la tradición republicana por más que la realidad de su nuevo régimen distara mucho de aquélla. Por ello, la historia inicial del Imperio va unida a la ambigüedad política de Augusto.
Para mejor comprender su obra, conviene conocer los años que median entre la muerte de César y la batalla de Accio, cuando el que será conocido más tarde como Augusto aún era llamado Octaviano.